Ya os he dicho muchas veces que no os comparéis con nadie. Por muchas razones, porque siempre lo haces con personas que avanzan social o profesionalmente más que tu, sin tener en cuenta la experiencia que ellos han tenido, las posibilidades, etc. Y porque lo único que consigues es estar en una continua duda y quedarte paralizado pensando que lo que haces no vale la pena. Por lo tanto deja de mirar lo que hacen los demás y céntrate en lo que haces tú y sigue tu camino.
Ciertamente nos cuesta no compararnos porque tal vez nos lo han inculcado desde pequeños. Precisamente esta mañana estaba en la farmacia y había dos gemelas muy inquietas y tocándolo todo. Por otra parte había un niño más o menos de la misma edad que se portaba mejor. El papa de las niñas les ha dicho, “mirad que bien se porta este niño y vosotras sin parar”. Seguro que esta situación y otras parecidas las vemos con mucha frecuencia e incluso saliendo de nuestros propios labios.
Si te cuesta no comparar, por lo menos utiliza la comparación de forma positiva. Si te fijas en personas que tienen mas éxito que tu, lo hagas para inspirarte no para desanimarte y pensar que tú nunca llegarás a ese punto. Y ¿Por qué no compararte contigo mismo? Elige comparar cómo estabas antes respecto a cómo estás ahora y cómo estás ahora respecto a cómo quieres estar en un futuro. ¿Qué consigues con eso? Primero, sentirte bien con tu avance y segundo tener claro qué necesitas cambiar para llegar al punto que quieres. Incluso (que ya sé lo que estás pensando) si no ha habido mucho cambio entre cómo estabas antes y cómo estás ahora y te sientes desanimado, por lo menos serás consciente de la situación y podrás empezar a decidir qué quieres cambiar.
Lo ideal sería no compararte con nadie, claro, pero es prácticamente imposible. Así que lo mejor, es elegir con quién te comparas y por qué. Así que ya sabes, coge lápiz y papel y empieza a comparar el antes, el ahora y el futuro y, de ahí, saca las acciones en las que te tienes que centrar para conseguirlo.
Si no te comparas eres libre para observar, eres libre para construir, no hay carreras o puestos que buscar, entonces te vuelves en un ser más humilde, y la arrogancia de creerse más que los demás desaparece, porque vives sin comparación.
Si hacemos de nuestra vida una vida libre de comparaciones haríamos de este mundo un lugar menos peligroso, un lugar no tan violento, no tan cruel. Muchos nos comportamos cruelmente cuando sólo buscamos ser mejores que los otros, creemos que podemos simplemente dejarlos fuera, nos hace insensibles y al mismo tiempo temerosos.
No olvidemos que al que hay que superar cada día es a uno mismo, que al que hay que entender y conocer es a uno mismo.
La violencia es el resultado de la comparación y mientras no dejemos de comparar seguiremos siendo violentos, seguiremos siendo limitados, pues las únicas fronteras que vencer seguirán fuera y no dentro, por consiguiente, por mucho que hagamos, en lo profundo seguiremos siendo miedosos o mediocres.
Sin embargo si no te comparas con nadie y escuchas lo que eres, te volverás un ser humano más completo, más seguro, mas sensible y apasionado por la vida. Descubrirás que es posible llegar más allá de ti mismo, que es posible penetrar a ese lugar sagrado donde la vida se manifiesta a cada instante.
Venga, se tu mismo!