Seguro que estarás conmigo en lo difícil que a veces resulta trazar la línea entre ser buena y que los demás lo confundan con ser tonta.
Yo durante mi larga vida, ya 54 años, he oído-“que tonta eres no ves que te están engañando”, o “eres demasiado confiada” o como cariñosamente me llama mi marido Madre Teresa. ¡Que mas quisiera yo parecerme a ella ni un poquito!
Algunas personas piensa que soy tal vez un poco moña con mis comportamientos, mis mensajes, mi forma de pensar, etc. Pero no voy a cambiar porque me gusta como soy, aunque a veces me hagan daño porque –y esta es una conclusión simple a la que he llegado- hablo claro, miro la vida de frente y ya me asustan pocas cosas.
He de decir que cada día recibo mucho cariño y respuestas muy gratificantes en mi vida: un mensaje, una llamada, un beso, un abrazo, una sonrisa y eso hace que mí disco duro resete todo aquello que me haya podido lastimar o hacerme tambalear.
Yo comparto mi dinero, mí tiempo, que no son gran cosa porque tampoco dispongo de tantos bienes. Pero lo que si tengo es mucho amor, el suficiente para poder dar a todo aquel que quiera recibirlo, y puedo aseguraros que no todos quieren, eso de dar amor asusta.
Ese amor engloba repartir entre todos aquellos que amo y me soportan, todo lo que se, sin trueques y sin pedir nada a cambio.
Y seguiré siendo o buena o tonta o quizás las dos cosas a la vez. Y puede que sigan engañándome, escondiéndose, saliendo corriendo o simplemente atacándome por ser así…pero qué le voy a hacer…me gusta como soy…y ser buena o tonta o las dos cosas a la vez está en mi naturaleza.
Os dejo unos consejos por si los queréis utilizar:
- No dejes que la percepción de los demás te impida ser bueno. Permítete brillar en privado.
- Trata de ser positivo en tu percepción de todo ser humano y trata de entender su problema poniéndote en sus zapatos. Trata de hacer que tu personalidad sea tan transparente y tan útil que la otra persona pueda sentir que le deseas el bien.
- Siempre sé tú mismo. Todos originalmente somos buenos de corazón.
- Evita mentir siempre que sea posible. Con la excepción de las mentiras que protegen los sentimientos de otros, decir la verdad es siempre más fácil que mentir. Obligarte a decir siempre la verdad te motivará a tomar mejores decisiones cuando te enfrentes a los dilemas de la vida.
- Vive y aprende poco a poco. Trata de tomar las cosas paso a paso, de modo que no te abrumes demasiado.