Si buscamos en el diccionario que significa Amistad encontramos: relación de afecto, simpatía y confianza que se establece entre personas que no son familia.
Todos intentamos a lo largo de la vida evitar nuestra individualidad vinculándonos a otras personas. Cuando somos pequeños lo buscamos en nuestros padres; con el paso del tiempo vamos encontrando relaciones para cubrir esa necesidad de afecto, si no lo conseguimos pueden surgir todo tipo de complicaciones y enfermedades.
La ausencia de afecto, de amor tiene muchas consecuencias dolorosas que va desde la incapacidad del desarrollo externo e interno, a acortar nuestra vida o hacerla muy difícil de llevar. La soledad impuesta, no es buena compañera para una buena calidad de vida.
Hay muchas formas y maneras de cubrir nuestras necesidades de afecto, desde la unión con amigos y pareja, a grupos de personas con diferentes objetivos y deseos. De esta manera encontramos bienestar al pertenecer a un partido político, un equipo deportivo, una asociación, etc. Cada uno de estos grupos nos ofrece un espacio para compartir objetivos, ideas y esfuerzos comunes, proporcionando un sentimiento de pertenencia que nos hace sentir más fuertes.
Yo tengo la suerte de pertenecer a grupos muy diferentes y también muy enriquecedores que me ayudan a sentirme bien y a compartir con cada uno de ellos una parte de mi apasionada vida.
Estoy en un grupo de oración desde hace ya tres años. Comenzamos cuatro personas y ya somos diez componentes que nos reunimos todos los lunes para compartir y enriquecer nuestra vida espiritual. Son hombres y mujeres maravillosos que me comprenden y ayudan a fortalecer mi alma.
Otro grupo al que pertenezco desde hace siete años es Evap BPW, una asociación de mujeres estupendas y profesionales. Allí he encontrado a seres excepcionales que me han enseñado mucho y donde he conseguido grandes amigas con las que tengo sinergias profesionales pero sobre todo importantes lazos humanos.
Me encanta también pertenecer a RSC en Acción un grupo de 19 entidades tanto empresariales como organizaciones sin ánimo de lucro. Comenzamos hace 5 años y nuestro objetivo es promover los valores de la Responsabilidad Social Corporativa y la inserción socio laboral de las personas y colectivos en riesgo de exclusión.
Soy también componente de una Falla, Humanista Mariner, en la que llevo 39 años. He participado de diferentes formas y he estado de una manera muy directa implicada en la directiva y asumiendo durante muchos años responsabilidades considerables y pocas veces reconocidas. Pero es lo que tiene el poder (smiling). Lo importante es que siga muchos años más y que dirija quien dirija sea un espacio donde todos disfrutemos y vivamos con pasión y alegría las tradiciones de Valencia.
Realmente me siento muy privilegiada de pertenecer activamente a estos grupos de personas porque en cada uno de ellos puedo desarrollar una parte de mi vida: espiritual, profesional, solidaria, festiva.
A nivel más íntimo necesitamos tener relaciones amistosas donde debemos dar y recibir atención y cariño. Así nos sentimos vivos y conectados compartiendo la esencia de nuestra razón de ser. Cada persona necesita tener varias relaciones de amistad significativas y honestas para cubrir la necesidad de unión.
Las amistades tienen que ser alimentadas a través del reconocimiento y escribir a nuestros amigos puede ser una ayuda para expresar nuestro aprecio por la amistad compartida. Por eso que cada mañana les envío un mensaje de ánimo, de reflexión que me hace sentir de alguna manera ligado a ellos. Porque para mí la amistad implica dar y recibir no solo alegrías y diversión, también deseos, necesidades, sentimientos y preocupaciones. Uno ha de aceptar la mitad de la responsabilidad de la relación y comprometerse a apoyar al otro.
Con los amigos también soy muy afortunada pues tengo amigos desde hace muchísimos años a los que adoro pero también han aparecido nuevos que han dado frescura y energía a mi caminar.
“La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono vibraran a la vez aunque solo se pulse una” Francis Quarles.