Entre en la sala y como siempre mis ojos la recorrieron rápidamente como si de un escáner de última generación se tratara. Hubieron varias personas que me llamaron la atención por diferentes motivos, pero de todos uno realmente me impacto. Puede ser por su envergadura porque realmente es un hombre de grandes dimensiones, o tal vez por el color de su piel. Siempre las personas de raza negra han sido mi predilección. Sus ojos son grandes y relucientes, aunque por desgracia la tristeza ha hecho mella en ellos.
Llegó el momento de las presentaciones y el se limito a contar brevemente una pequeña reseña de su cv. Su nombre es Kon que significa “fuerza” en nigeriano y realmente hace honor a su nombre
Fue escueto pero muy correcto en su exposición. Durante el trascurso de la charla parecía ajeno y estuvo dibujando un Mickey Mouse de grandes dimensiones, realmente parecía no interesarle mucho lo que yo estaba explicando. Mi sorpresa fue que una vez que había finalizado mis dos horas y media de taller, al preguntar conclusiones me di cuenta que a pesar de no mirarme mucho había estado pendiente de todo y su resumen fue de los mejores.
Les deje mi correo, como hago siempre, por si necesitan algo de mí, quieren consultarme alguna cosa y sobre todo para que me pasen su CV. De los 20 asistentes he recibido varios, ¿sabéis quien fue el primero? Pues Kon… me imagino que lo habíais imaginado ¿verdad?
Desde que llego hace trece años a España no ha parado de trabajar, es un hombre preparado y comprometido…. Pero como está la situación laboral, lleva varios años sin trabajo más o menos reglado y continuado. Se saca algunas perrillas como intérprete de ingles e igbo (lengua nigeriana) ayudando a abogados dedicados a la inmigración.
¿Cómo no va a tener tristeza en la mirada? Está casado y tiene dos hijos de 8 y 11 años que seguramente verán su futuro como el color de su propia piel. A pesar de todo Kon no tira la toalla y no para de hacer cursos para poder tener otras salidas laborales.
A los dos días de haber terminado el taller recibí una llamada. Me pillo por la calle y al principio y con el ruido infernal que en ese momento había, no sabía quién me llamaba. Me tuve que parar de repente porque, una vez que se identificó, me dijo que me llamaba para pedirme disculpas por su comportamiento en la clase. Resulta que por motivos obvios, su situación mas que precaria, ese día estaba especialmente nervioso y la manera de controlarse era dibujando. Pensareis que soy un poco sensiblera pero las lágrimas se agolpaban en mis ojos y me costaba mantener el tipo ya que no estaba en el sitio mas adecuado para ponerme a llorar, o si, nunca se sabe. También me dijo que estaba muy agradecido de todo lo que había explicado y la fuerza que les había transmitido. Que intentaría ponerlo en práctica aunque a veces las fuerzas flaquean y el día a día se hace muy cuesta arriba.
Una vez que colgué el teléfono tuve que respirar hondo para asimilar toda la conversación mantenida con Kon y me sentí con una mezcla de sensaciones y sentimientos que son muy difíciles de explicar con palabras. Tan solo son explicables con el lenguaje del corazón y todavía no se cómo traducir este lenguaje.
Os puedo asegurar que todos los talleres que hago a gente en exclusión me hacen crecer un poco mas como persona y comprender que soy una privilegiada por tener la vida que tengo y por estar en contacto con seres humanos en estado puro que necesitan que alguien les escuche, les comprenda y les ayude a salir a la sociedad que por derecho les corresponde. No me da miedo meterme en barrios, llamados marginales… llevo seis años haciéndolo y jamás he tenido ningún problema. Me encanta encontrarme con alumn@s y ver que me recuerdan con cariño, me sonríen y saludan con gran afecto. ¿Cómo no los voy a querer?
Que mejor manera de acabar este post que con una canción de Violeta Parra
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto